bio

Berta López nace y muere habitualmente en Madrid.

Esta costumbre tan suya y las contínuas dudas sobre el destino de los recuerdos desembarcan juntas en Me Moría.

Tras inacabar arquitectura por apostasía y deserción, inicia un periplo de deriva que la mantiene desubicada y deslocalizada durante el resto de sus días, y de sus noches de un modo más rotundo.

Berta incluye la pintura, el grabado, la caligrafía, el collage, el tatuaje, la ortodoncia, el bordado, la fotografía, la plancha y la recogida hiperrealista entre sus labores.

Cuando empiezan a fallarle la memoria y faltarle las personas, Berta López adquiere la manía de registrar todo aquello que no quiere olvidar.

Habitante de los extremos, en su errática actividad entre el duelo y el vuelo, registra sus constantes muertes en sus gabinetes de curiosidades.

Hace un recorrido por cicatrices propias y ajenas, teje una maraña de recuerdos, posiblemente inventados, dando sentido a la búsqueda que la obsesiona, la pérdida, el olvido, la soledad, y en definitiva, la muerte.